Reflexiones bajo el sonido del Shofar
Como todos los años, al transitar el último mes del calendario hebreo (jodesh Elul), los chicos de la primaria cada mañana tocan el Shofar, antes de comenzar las clases.Ningún otro símbolo caracteriza esta época del año de la manera que lo hace el Shofar. El Shofar, desde la etimología de su nombre, nos convoca al shipur, es decir al mejoramiento, al cambio. Pero es evidente, que no habrá shipur sin una real escucha interior.
El Shofar es un instrumento de viento. Viento en hebreo se dice rúaj, igual que espíritu. Así como el Shofar no tiene sentido sin rúaj, de la misma manera el hombre no tiene sentido sin espíritu. El Shofar también nos da una lección de sencillez y humildad, ya que no puede ser adornado en forma lujosa. Este es un alerta para que sepamos que, tal como sucede con el Shofar, nos volvemos inadecuados como seres humanos si permitimos que el oro y la plata se posesionen de nuestra mente y nuestra alma. Es el llamado al abandono de la soberbia que tanto daño causa al hombre.
Al respecto nos dice la Morá Nati Sucari, coordinadora del área judaica y vicedirectora de la escuela primaria:
“Es costumbre en el pueblo judío tocar el Shofar en jodesh Elul; es un ‘despertador’ que nos recuerda los días importantes que se acercan. Nos invita al balance y la teshuvá. Por eso lo hacemos en la escuela cada mañana. Nos acompañan Marcelo o Gabi, quienes les enseñan a los chicos a tocarlo, con Shofarot que hay en la escuela y con otros que traen los niños de sus casas”.
El sonido del Shofar en la escuela resulta estremecedor, tanto para los niños como para sus morim; despierta la conciencia llamando a la reflexión y a revisar nuestras acciones. Conluye la morá Nati:
“Como dijo el profeta Amós: ¿Acaso es posible que se toque el Shofar y el pueblo no se estremezca?”